Es una cacería un tanto extraña: el cordero corre y jamás puede ser alcanzado por el lobo. Y cuando el cordero se aleja demasiado, se detiene, retrocede un poco, mira al lobo, y le mueve la colita. Muchos lobos se cansan y se hacen vegetarianos. Unos pocos, los más vivos, se quedan quietos en su lugar, y esperan tranquilos a que el cordero venga y les diga: "comeme".
Los humanos conocen este juego y lo llaman seducción.
Los psicoanalistas lo llaman histeria.
Yo lo llamo perversión.
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